Éste es un post de invitada de Rosy Yáñez. Rosy es dietista-nutricionista colegiada, doctorada (PhD) en Nutrición y Metabolismo cum laude, experta en alimentación Low Carb y Baby-Led Weaning.
A través de su perfil de IG @diabetesbien y de su canal de Youtube, así como de sus programas, ayuda personas con diabetes para que su vida sea más segura, estable y feliz.
En años recientes se escucha hablar mucho sobre la alimentación “keto”, llamada por algunos “dieta keto” – aunque no se debería tratar de una “dieta” como muchos entienden convencionalmente a las “dietas” que duran sólo un tiempo breve, sino que lo ideal es hacer cambios permanentes en nuestro estilo de vida, en especial si se vive con diabetes.
“Keto” se trata de una alimentación muy baja en carbohidratos, moderada en proteína y alta en grasas naturales reales; que mucha gente utiliza exitosamente para perder el exceso de peso, y que muchos doctores hoy en día recomiendan.
Como tantas otras cosas, la alimentación keto no es realmente “una novedad”: es la forma en que se alimentó naturalmente la humanidad durante millones de años, basándose en carnes, verduras y algunos frutos y nueces; hasta antes de la aparición de la agricultura, que fue cuando la gente empezó a basar más su dieta en granos como el trigo y maíz, por ser cultivos capaces de rendir grandes cantidades de calorías por hectárea.
A la alimentación “keto” se le llama así porque la baja ingesta de carbohidratos pone al cuerpo en un estado metabólico llamado cetosis (“ketosis” en inglés, de ahí el nombre), donde el organismo fabricará sustancias llamadas “cetonas” o cuerpos cetónicos, que le ayudarán a obtener su energía quemando la grasa de la dieta así como la grasa almacenada en las células.
Existe el cuestionamiento de si acaso una alimentación así es posible para quienes viven con diabetes. La confusión surge porque a este estado de “cetosis” se le confunde con la “cetoacidosis”, que es una descompensación grave que puede suceder en la diabetes.
“Cetosis” y “cetoacidosis” no tienen nada qué ver una con la otra.
Una alimentación baja en hidratos o “keto”, es una opción posible para las personas con diabetes que quieren normalizar sus niveles de glucosa en la sangre.
Cuando hablo de “normalizar”, me refiero a los niveles que tienen las personas que no tienen diabetes y que no sufren complicaciones crónicas debidas a hiperglucemia, es decir 71-99 mg/dl la mayor parte del tiempo.
Con una alimentación baja en hidratos o keto, esto es posible. Yo misma hace 15 años lo descubrí y lo aprendí, y he logrado mantenerme más saludable, sin complicaciones diabéticas, tener un embarazo y parto saludable aún con 25 años viviendo con diabetes tipo 1.
En parte, esta confusión viene de las décadas de información obsoleta que hemos recibido, en donde uno de los grandes mitos de la nutrición contemporánea es la idea de que los carbohidratos “son necesarios” y que incluso “deben ser la base de nuestra alimentación”.
Estos mitos han conducido a que tengamos en la mente esa supuesta “pirámide nutricional” en donde los carbohidratos estaban en la base; hoy en día sabemos que dicha pirámide no tiene fundamentos científicos y que basar nuestra dieta en carbohidratos ha provocado obesidad y mayores índices de enfermedad cardiovascular. Más grave aún, incluso a quienes viven con diabetes se les recomienda todavía una dieta alta en carbohidratos, con las muchas complicaciones que eso conlleva.
La alimentación keto ha sido ampliamente estudiada, tanto para prevenir la diabetes…
- David Perlmutter (Cerebro de Pan),
- Gary Tubes (The Case Aginst Sugar Knopf), Volek Jeff, Phinney Stephen D.
-The Art and Science of Low Carbohydrate Living_ An Expert Guide to Making the Life-Saving Benefits of Carbohydrate Restriction Sustainable and Enjoyable-Beyond Obesity,
… así como en la vida con diabetes:
- Dr. Richard Bernstein (Diabetes Diet),
- Diabetes Unpacked_Just Science and Sense
- John Yudkin - Pure, White, and Deadly_
- How Sugar Is Killing Us and What We Can Do to Stop It (2013, Penguin Books), Joseph R. Kraft
- Diabetes Epidemic & You-Trafford Publishing (2008)
- Stephen W Ponder (How to manage type 1 diabetes in a modern world)
- Ellen Davis (The ketogenic diet for type 1 diabetes)
entre muchos otros profesionales y expertos que también defienden dicho estilo de alimentación, aunque aún no sea recomendada por asociaciones internacionales.
En realidad, una alimentación baja en hidratos puede traer grandes beneficios a quienes viven con diabetes, especialmente cuando su organismo ya se ha adaptado a este cambio.
Así se logra mucho mayor estabilidad en los niveles de glucosa en sangre día a día; en lugar de fluctuar entre las grandes subidas y bajadas de glucosa (híper- e hipoglucemia respectivamente) que normalmente se observan en las personas con diabetes que hacen dietas altas en carbohidratos.
La historia de la humanidad nos muestra que en el pasado, los niveles de glucosa en sangre y de insulina se mantenían muy estables en la casi totalidad de la población (salvo algún individuo que padeciera algún trastorno muy específico y no relacionado con la alimentación).
Esto es porque miles de generaciones de seres humanos evolucionaron con genes adaptados a comer comida real, la que encontraban en su medio ambiente cazando y recolectando: proteína de carne y pescado, grasas animales, algunos frutos silvestres, algunos mariscos, vegetales en las regiones donde era posible obtenerlos...
Con el surgimiento de la agricultura empezaron a cambiar nuestras costumbres alimenticias, y cambiaron más todavía con la aparición de la comida industrial y procesada; hasta llegar al día de hoy en que la mayoría de la gente lleva una alimentación que nada tiene qué ver con lo que sus genes evolucionaron consumiendo y lo que esos genes necesitan para una salud óptima.
La alimentación basada en comida real, o algunas de sus variantes de las que escuchamos hablar ahora (como por ejemplo la alimentación “keto” o cetogénica), no es “una moda de estos tiempos”; ¡al contrario!... es la forma en que evolucionaron nuestros genes.
Más bien es al revés: si miramos todo lo largo de nuestra historia, es la alimentación alta en carbohidratos la que es una nueva “moda”, y que nos está haciendo muchos daños pues nuestros genes no están adaptados a ella.
Quienes hemos sido diagnosticados con diabetes, y que hemos comenzado a aprender sobre esta condición, sabemos que se trata de un trastorno en donde el cuerpo no produce insulina (tipo 1) o no responde de forma óptima la insulina producida (tipo 2).
Esto quiere decir que cuando comemos – en especial cuando comemos alimentos altos en carbohidratos –, se ocasiona una subida de glucosa (azúcar) en la sangre.
En una persona sin diabetes, el cuerpo respondería produciendo una cantidad de insulina que contrarreste ese efecto, “sacando” el azúcar de la sangre para pasarlo a las células.
En la persona con diabetes, esta respuesta de la insulina es deficiente o insuficiente, por tanto, esa glucosa permanecerá en la sangre, causando a largo plazo pequeños y grandes daños en todos los órganos del cuerpo: nefropatía, afectación cardiaca, daños en la vista, daños a órganos y a extremidades (llegando en casos extremos al punto de necesitar amputación, como muchos sabemos).
Sin embargo, aquí la clave es entender dos cosas. La primera es que la alimentación hace toda la diferencia. La persona con diabetes tiene una especie de “alergia a los carbohidratos”, es decir, a los alimentos que más fuertemente provocan esas subidas de glucosa y posteriormente la necesidad de introducir insulina pinchada.
Sin embargo, si llevamos una alimentación basada en comida real, con ingredientes de calidad, y muy baja en carbohidratos, podemos mantener un nivel de glucosa en sangre mucho más estable, pues una comida así con esas características ocasiona un aumento de glucosa muchísimo más pequeño y muchísimo más fácil de controlar.
Lo que quiere decir que la persona con diabetes puede alargar su vida, y su calidad de vida en bienestar, si lleva una alimentación adecuada, basada en comida real.
La segunda cosa importante de tener en cuenta es que, como he mencionado antes, el tratamiento para la diabetes consiste en aprender, volverse experto en la propia diabetes, y tener la mente abierta a cómo conseguir esa normalidad glucémica.
No hay soluciones mágicas, ni es posible tampoco inyectarse una sustancia milagrosa (insulina en este caso) ni ninguna tecnología que “mágicamente” haga todo el trabajo por nosotros.
Es sólo con el aprendizaje que quienes vivimos con diabetes podemos llevar una vida sana y con niveles de glucosa en sangre (GS) totalmente normales, iguales a los que tendría una persona sin diabetes. ¡Esto es posible, contrario a lo que muchos nos cuentan!
Derivado de lo mismo, otro error ha sido concentrar todos los esfuerzos clínicos solamente en la hiperinsulinemia, al momento de analizar a la persona con o sin diabetes.
Cuando deberíamos más bien enfocarnos en las consecuencias de la anormalidad glucémica – es decir, esos niveles elevados de azúcar en sangre, se tenga o no diabetes – como origen y complicación de muchas enfermedades: cáncer, enfermedades neurológicas, enfermedades cardiovasculares, daños en la vista, síndrome de ovarios poliquísticos, etc.
Y los beneficios de estar en un rango glucémico normal, son no solamente físicos sino también mentales: sentirse menos cansado, más alerta y capaz de concentrarse mejor, mejor memoria, mejoras en la vista, entre muchos otros.
No sólo eso, sino que la normalidad glucémica es un rango numérico mucho más objetivo y sencillo de medir, que la hiperinsulinemia que puede ser subjetiva por muchos factores personales.
Deberíamos más bien enfocarnos en contrarrestar la hiperglucemia crónica que en personas sin diabetes puede deberse a la alimentación tradicional alta en carbohidratos, procesados y azúcares – con esta alimentación convencional, es probable que algo así como el 80% de la población tenga niveles de glucosa en sangre más elevados de lo que debería, ¡lo cual es un desastre de salud pública!
Y nuevamente, esta hiperglucemia crónica le hace daño a cualquiera, tenga o no diabetes.
Los números son fríos y medibles: medir la hemoglobina glicada a través del tiempo, es un indicador mucho más confiable de si la persona – con o sin diabetes – tendrá complicaciones de salud a la larga, como consecuencia de la elevada cantidad de glucosa en sangre.
Los estudios y recomendaciones nos indican de manera muy clara y objetiva, cuál es el rango normal de glucosa en sangre y cuándo se tiene diabetes: el rango normal es entre 59 y 100 mg/dL, y con una hemoglobina glicada (HbA1c) de 5,4% o menos. Hay diabetes cuando se tiene
Utilizar cuerpos cetónicos como energía, en lugar de la energía proveniente de carbohidratos; es natural para los humanos desde tiempos ancestrales. Entramos en cetosis cuando estamos en ayuno, pero también cuando disminuimos el consumo de carbohidratos.
En la diabetes, nuestro principal objetivo no es estar en cetosis, sino normalizar los niveles de glucosa en sangre, aunque puede suceder que entremos en cetosis por el hecho de bajar los hidratos de la alimentación.
Estar en cetosis no es lo mismo que estar en cetoacidosis – ésta es una complicación aguda grave en la diabetes, en la que hay exceso de producción de cuerpos cetónicos, pero a la misma vez hay hiperglucemia (niveles altos de glucosa en sangre).
Cuando estas dos cosas suceden, entonces se puede entrar en cetoacidosis (siempre por falta de insulina suficiente).
Es por ello que yo recomiendo que para las personas que quieran beneficiarse de este tipo de alimentación baja en hidratos o “keto” con el objetivo de normalizar sus niveles de glucosa en sangre, acudan a un profesional experto en diabetes y de ser posible que tenga diabetes también; ya que el tratamiento básico de la diabetes es la educación, el aprendizaje en el autoconocimiento, para VIVIR BIEN con esta condición.
Mi experiencia:
👩🏻 💻 Soy Rosy Yáñez, Soy Nutricionista con Doctorado, experta en Diabetes, lowcarb y Baby-Led Weaning.
Hace 17 años fui bajando los hidratos de carbono de forma empírica por decisión propia, hace 15 años conocí al Stan de Loach quien me presentó la metodología del Dr. R. Bernstein para mantener normoglucemia a través de lowcarb, y desde ahí he mantenido valores de hemoglobina glicada (HbA1c) entre 4,4 y 5,3%, he creado mi propia metodología a partir de mi experiencia profesional y personal, priorizando la nutrición y salud de forma integral.
Tengo una hija que nació por parto vaginal y sin ninguna complicación asociada a la hiperglucemia.
Actualmente, a mis 39 años de edad, paso la mayor parte del tiempo en rango glucémico normal (71-99 mg/dl), no tengo sobrepeso, me siento fuerte, saludable, activa y físicamente capaz de hacer lo que me proponga, no tengo ninguna complicación diabética diagnosticada. Y soy feliz.
Si quieres seguir aprendiendo de la diabetes puedes seguirme en redes o en mi canal de youtube donde voy publicando vídeos para aprender como normalizar los niveles de glucosa en sangre si tienes cualquier tipo de diabetes.
Si quieres saber sobre mis publicaciones, live’s, webinars, y programas grupales y personalizados puedes suscribirte a mi página: http://www.diabetesbien.com.