Hace más de 10 años que me ducho con agua fría, y hace unos 6 que empecé a aprender los beneficios de determinados tipos de respiración. En 2020 descubrí a Wim Hof, cuyo sencillo método combina respiración y frío. Los beneficios que esto me da son tantos, que quería compartirlos aquí porque sé que te pueden ayudar.
* Para hacer este post me han echado una mano los fabricantes de mi chocolate keto favorito, por eso abajo verás un par de links hacia posts de su blog.
Ahora a lo importante, hablemos de respirar y pasar frío.
Dominar la mente y las emociones es un arte que a todos nos gustaría llegar a dominar o, simplemente, aprender a hacerlo mejor cada día. Para aprender este arte, existen varias técnicas, entre ellas el método Wim Hof, que es una de las más curiosas y populares a día de hoy. Este método combina respiración, exposición al frío y concentración (o enfoque mental).
La idea es que se llegue a dominar la mente y desarrollar unas habilidades especiales, más allá de las cotidianas, que están dormidas debido a las comodidades que tenemos en la actualidad. Sin embargo, se pueden despertar y haciéndolo, se conseguirá ser feliz, sano y fuerte. Hoy vamos a hablar en profundidad sobre qué es el método Wim Hof, cómo funciona y sus beneficios.
Tal vez, antes de hablar del método Wim Hof, deberíamos hablar de la persona, ya que esta técnica recibe el nombre de Wim Hof, un atleta holandés que practica deportes extremos.
Wim Hof, es también conocido como Iceman o el Hombre de Hielo y se caracteriza por tener una increíble capacidad para someterse a temperaturas extremadamente bajas sin ningún tipo de problema. Esta particularidad de exponerse voluntariamente al frío es uno de los 3 pilares del método Wim Hof.
El atleta, que sólo come una vez al día y bebe líquido constantemente, ha batido 26 récords Guinness y ha recorrido media maratón en el Círculo Polar Ártico, ha coronado el Everest en pantalón corto y sin camiseta, ha corrido una maratón en el desierto de Namibia sin beber agua y se ha encerrado en un container de hielo durante 2 horas.
Hof afirma que estas capacidades las ha adquirido practicando y entrenando su mente y su cuerpo, a través de someter de manera voluntaria a su cuerpo a temperaturas extremadamente bajas. Esto entrena a su sistema nervioso autónomo para fomentar una respuesta inmune bajo su propia voluntad. La base principal de su método parte de que solamente la voluntad humana puede ser suficiente para dominar al cuerpo y la mente.
Ahora que ya tenemos un poco claro quién creó el método, vamos a ver en qué consiste. La idea es llegar a desarrollar un control sobre el cuerpo y la mente, buscando un camino natural, con el objetivo de alcanzar un funcionamiento óptimo de estos. El método Wim Hof consta de 3 pilares fundamentales:
Para poder dominarlo correctamente, hay que empezar paulatinamente. Es decir, empezar poco a poco y a medida que pasan los días y el cuerpo se va acostumbrando, aumentas el tiempo. Por ejemplo, mayor tiempo de exposición al frío, o mayor tiempo de práctica de respiración.
A primera vista, los ejercicios pueden parecer simples o fáciles de aprender y realizar. Sin embargo, es recomendable comenzar de manera gradual, tanto con las respiraciones como con el frío. También es muy recomendable hacerlo de manera lenta, sin competir ni querer ganar nada por aguantar más tiempo, hay que tener paciencia y mantener la calma.
También es importante ser constante y practicar a diario para poder ver el progreso y los resultados y beneficios.
La práctica del método Wim Hof empieza con la respiración. Se tienen que seguir los siguientes pasos:
Esto sería una ronda. Se recomienda hacer 3 rondas diarias. Y es importante que la respiración sea diafragmática.
Por otra parte, tenemos la exposición al frío, que debe realizarse de manera gradual y a diario. Primero se comienza con una ducha de agua fría de 1 minuto y, a medida que pasen los días, se va aumentando.
A medida que incrementa la tolerancia al frío, se puede realizar al aire libre, incluso sumergirse en una bañera con hielo. En invierno, inclusive, se puede salir a la calle con ropa que no abrigue para incrementar la exposición.
Para poder notar los beneficios del método Wim Hof necesitas hacerlo de manera constante, al menos, durante 21 días o un mes para coger el hábito. Pero, aplicando este método en tu día a día, te resultará mucho más sencillo vivir una vida sana, fuerte y feliz.
Esto es debido a que los 3 pilares fundamentales de la técnica te permiten tener un mayor control sobre tus emociones y tu salud, lo que hará que te sientas mejor de manera natural.
Entre los beneficios físicos relacionados con este método encontramos los siguientes:
También existen beneficios psicológicos como la reducción del estrés, la ansiedad y la depresión, la mejora de la capacidad de concentración, mayor creatividad y una mayor autoestima al estar superando retos diariamente.
Realmente, este método no tiene contraindicaciones, ya que a la larga es una práctica muy beneficiosa para nuestra salud. Lo que hay que tener en cuenta es que, como en el deporte o cualquier otra disciplina, es importante hacerlo bajo supervisión de un profesional, especialmente al principio.
Con este post tengo una intención loca. Ahora te cuento cuál es, porque igual a ti no te parece tan loca sino bastante útil. No sé.
Ahora lo veremos.
Resulta que durante muchos años, tuve esta extraña conversación con alguien:
« Cada año me propongo cuidarme y al final, nada. Ahora llegan las Navidades y ya sé que empezaré el año con 3 kilos encima. Lo que me falta, vamos. Este año voy a intentar controlarme.»
« Diana, son fiestas y ahora no tiene sentido que empieces nada . Disfruta y relájate, y ya en enero te pones en serio.»
Ese alguien era yo misma, mi propio cerebro diciéndome cosas a medida que las Navidades se iban acercando.
Que la comilonas se iban acercando. Que los polvorones se iban acercando.
Este era el tipo de “excusa que parecía racional” que mi cerebro empezaba a elucubrar hacia mediados de diciembre (luego descubrí que era mi cerebro racional intentando complacer al emocional, pero eso si acaso te lo cuento mañana)
La cosa es que la lectura real de aquella respuesta era:
« Diana, son fiestas y ahora no tiene sentido [ni ahora ni nunca, porque yo no quiero que cambies y haré todo lo que esté en mi mano para conseguirlo]. Ya en enero te pones en serio [que no te pondrás, pero si cuela, cuela]. Disfruta y relájate [tú ponte como el kiko, y hazlo sin culpa ni remordimientos]»
Bien.
Con este post tengo la loca intención de hacer que no caigas en la trampa que tu cerebro está planeando.
Quiero que hagas todo lo contrario y, además, voy a intentar convencerte.
Ay, eso a tu cerebro emocional no le está gustando nada. Está activando todas las señales de alerta.
Ya le estoy oyendo.
"A mi no me vas a convencer de nada, yo hago lo que quiero cuando quiero"
“Déjate de tonterías, tampoco estoy tan mal”
“En enero empiezas. Empiezas seguro. Segurísimo. Espérate a enero”
“¿Quién va a empezar a cuidarse en Navidades? Vaya chorrada...”
Bueno.
Ahí va mi idea.
Ya te he dicho que quizás es muy loca. Seguramente va en contra de todo lo que tu cerebro te está diciendo.
Yo te digo: empieza hoy.
Empieza hoy y cambia dónde estarás en dos semanas.
Esto es:
atiborrándote a dulce y salado a lo loco
o
obteniendo resultados, avanzando y subiendo tu montaña.
Puedes elegir esa realidad aquí y ahora.
Con lo primero, ya sabes cómo te sentirás.
Con lo segundo, te encontrarás experimentando cosas que hace mucho que no sientes, y descubriendo lo infinitamente feliz que eso te hace.
En 15 días no harás un cambio radical, pero sí es muy probable que ya notes cambios y, lo más importante, habrás elegido cambiar.
Así que este es mi plan.
Empieza, ponte en serio y vamos a olvidarnos de una vez por todas del puñetero peso.
Si quieres ideas de cómo hacer eso, apúntate a mi lista aquí abajo.
Cuando lo hagas te mandaré una guía de alimentos permitidos en la dieta cetogénica y un menú completo de 7 días en pdf.
Pero eso, en realidad, es lo de menos. Lo importante, no te olvides, es lo que va a pasar a partir de este momento.
👇
Esta mañana ha caído en mis manos un libro.
En una de sus páginas decía:
Por muy alta que sea una montaña, no podrás verla si estás de espaldas.
- Lao Tse
Un tío listo este Lao Tse.
Me ha hecho pensar en esto.
Creo que todas tenemos una montaña detrás y que si no la vemos es, sencillamente, porque no nos ponemos delante.
La intuimos, notamos su presencia, su sombra nos tapa... pero no nos decidimos a empezar a subir y dejar de sentir su peso.
A veces la miramos de reojo y pensamos, un día de estos te escalaré, pero en realidad nos da un miedo terrible enfrentarnos a ella.
Parece demasiado grande.
Demasiado alta.
Demasiado complicada.
Demasiado peligrosa.
Parece demasiado.
Soy débil, pensamos, no tengo fuerza de voluntad y nunca lo conseguiré.
No estoy preparada, nos decimos. Necesito la mejor equipación, y ahora mismo voy en chanclas y bata de cola. Así no podré subirla.
Y mientras nuestro cerebro va disparando estos pensamientos aparentemente racionales, nosotras aprovechamos para, disimuladamente, darnos media vuelta y seguir donde lo habíamos dejado.
Dejar la montaña a nuestras espaldas es una forma de (no) enfrentarse a ella.
No hacer nada y seguir como estamos o, mejor dicho, seguir hacia donde vamos. Habría que ver qué nos espera si seguimos hacia donde estamos yendo ahora mismos... pero eso ya sería tema para otro email.
Bueno.
Yo opté por escalarla.
A veces siento que solo he recorrido cien metros. En cambio, cuando miro hacia abajo, sé que he andado mucho más.
Y que cada vez estoy más arriba.
Y, a medida que subo, la cuesta me parece más amable. Menos dura. Debe ser que ya voy teniendo la equipación adecuada.
Es una sensación agradable, y siempre estaré agradecida por haber sido capaz de encarar mi montaña y empezar a subirla.
Aunque no siempre haya sido, o siga siendo, fácil.
Además, no estoy sola.
Hay mucha gente que ya se está dando la vuelta. Que, en chanclas y bata de cola, está empezando a escalar. Y resulta que pueden hacerlo, y que no es tan horrible como creían.
Porque buscan los caminos más sencillos.
Aprenden a saltar las zonas difíciles.
Siguen andando, pues saben que es la única forma de llegar a la cima.
Y van cambiando sus chanclas por unas buenas botas, que les acompañarán para el resto de sus vidas.
Y yo no sé.
No sé si tú tienes la montaña detrás. O si ya la tienes delante, y no sabes cómo subirla.
En ambos casos, si quieres que lo hagamos juntas, puedes apuntarte a mi lista aquí abajo. 👇